Aprender a percibir las energías de los lugares en los que nos encontramos es algo interesante, útil y bello en los tiempos que vivimos.
No es lo mismo dormir sobre agua subterránea que en una zona neutra. No es lo mismo tener nuestro lugar de trabajo sobre una falla, que sobre un lugar calmo. No es lo mismo plantar un rosal o un árbol en un sitio que en otro…
Elementos como las aguas subterráneas, fallas y roturas del terreno, entre otros, producen una distorsión importante del campo magnético terrestre en el cual nos encontramos inmersos.
Si estamos en ese lugar un ratito no sucede absolutamente nada, nuestro cuerpo tiene recursos de sobra para equilibrarse y equilibrarnos. Pero ¿qué sucede si dormimos en ese lugar noche tras noche?
Pensad que dormimos más o menos la tercera parte de nuestra vida. Es un momento clave y fundamental pues es cuando “recargamos las pilas”, por decirlo metafóricamente.
Si dormimos en un lugar sano, es decir, en un lugar donde el magnetismo de la tierra es el adecuado, nuestro cuerpo dedicará su tiempo a regenerarnos, pero si estamos en un lugar donde el campo magnético se encuentra alterado, nuestro cuerpo se verá sometido a una influencia noche tras noche de la que deberá defenderse de alguna manera, y existe entonces un riesgo importante para la salud que se traduce en una falta de descanso.
La falta de descanso, por tanto, es el primer síntoma que nos vamos a encontrar cuando dormimos en estos lugares. No dormimos bien, niños que se caen de la cama, muchas dificultades para conciliar el sueño, pesadillas, levantarse muchas veces a orinar… Pero sobre todo levantarnos con esa sensación pesada de que no hemos descansado; problemas de salud que comienzan a cronificarse cuando pasamos mucho tiempo en el mismo sitio alterado (hablamos ya de varios años, lo que se podría considerar medio plazo) y un riesgo importante para la salud cuando se trata de muchos años (largo plazo).
Evidentemente todo depende de la intensidad y la gravedad de las circunstancias del lugar en el que nos toca dormir y descansar, del sistema inmunitario, de nuestro estilo de vida, de muchas variables que inciden en el tema, pero no hay que desdeñar nunca la que nos permite conocer la influencia del lugar.
Determinadas plantas que se ven sometidas a la influencia de estas alteraciones pueden encontrarse con enfermedades, árboles que presentan tumores, que se desvían del lugar; sin embargo, dentro del mundo vegetal son también muchos los que se encuentran cómodos con este tipo de influencias energéticas. De todos ellos hablaremos en otro momento.
Además, de todos los aparatos que existen para medir estos campos y otros que pueden influir en el bienestar y la salud, como es el magnetómetro, existe un maravilloso aparato que es nuestro cuerpo, el cuál con un poquito de entrenamiento está más que capacitado para sentir las influencias de estos lugares, cuándo un sitio es adecuado y cuándo no, cuándo hay agua subterránea, o fallas, o elementos que pueden ser distorsionantes, sin que se vean; o estructuras y elementos totalmente favorables a la vida y a nuestros proyectos.
Aprender a desarrollar las técnicas biosensibles, las técnicas radiestésicas, las técnicas del “ressenti” nos va a ayudar a encontrar mejor los lugares adecuados para nuestra salud, para dormir, para nuestro descanso para nuestro trabajo, para nuestros animales. Es algo muy sencillo, pues al contrario de lo que hacemos cuando queremos aprender algo nuevo desde cero, aquí lo único que tenemos que hacer es desaprender, es decir, dejar a nuestro cuerpo que nos transmita la información que ya sabe.
Nuestro cuerpo conoce y solo tenemos que permitir que ese conocimiento aparezca. Y partiendo de este principio básico vamos a llegar a las claves más profundas pero más sencillas en todo el ámbito de nuestra vida: aprender a trabajar, a relacionarnos con esa parte de nosotros, que sabe más que nosotros y que somos nosotros.