Herramientas radiestésicas
Disponemos de diferentes técnicas o herramientas radiestésicas que nos ayudan a amplificar nuestro ressentí y a ordenar la información que captamos en relación a aquello que estamos buscando o midiendo.
Aurómetro y Biosensor
El aurómetro es instrumento muy sensible, al igual que el biotensor, que nos ayuda a marcar campos muy sutiles como pueda ser el propio biocampo de la persona, en una investigación más física o sutil sobre el cuerpo, pero también es utilizado para encontrar igualmente líneas del campo magnético terrestre, alteraciones telúricas, agua subterránea o cualquier búsqueda radiestésica en general.
Péndulo
El péndulo es uno de los instrumentos más conocidos para trabajar en la radiestesia. En realidad existen muchos tipos pero se trata, como siempre, de nuestro propio cuerpo que transmite una información a un objeto que tenemos en la mano colgado de una cadena, o cuerda. A mí me gusta mucho para los trabajos sobre fotografía, mapa, o plano y muy especialmente cuando hacemos con estos soportes trabajo a distancia, pues con la ayuda de las escalas pueden ser muy precisos.
Establecemos el movimiento más extendido, que es: giro en dirección de las agujas del reloj –> polaridad positiva, y giro en dirección contraria a las agujas del reloj –> polaridad negativa; pero podría ser al revés, si uno quiere y se siente más cómodo con la convención contraria. Lo importante es trabajar siempre con una convención determinada, y a ser posible que sea siempre la misma.
Para ayudar al péndulo en sus movimientos lo lanzamos de adelante hacia atrás y así ya lo tenemos en movimiento, y no es necesario esperar a que arranque desde cero lo cuál es siempre más costoso, aunque podríamos hacerlo. Se trata de que utilicemos las herramientas del modo más sencillo y fácil posible. Una vez en movimiento de adelante hacia atrás al concentrarnos en la pregunta veremos que este gira en una dirección dextrógira si se trata de un sí, polaridad positiva o término equivalentes, frente a un no, polaridad negativa o términos equivalentes contrarios a los anteriores donde entonces giraría en dirección levógira o contraria a las agujas del reloj.
En el caso del péndulo, y para intentar ser precisos, es fundamental que determinemos claramente cuándo hemos encontrado la respuesta que buscamos. Por ejemplo si queremos delimitar un borde u obtener un sí claro, etc… el péndulo tarda un poco desde el momento que comienza el giro, donde realiza unas elipses débiles, hasta que el giro está totalmente conformado y claro. Normalmente es importante tener bien clara la convención de que la respuesta la obtenemos cuando está girando completamente para evitar fallos de precisión. Incluso hay personas que determinan en función de lo que buscan un número determinado de vueltas del péndulo (por ejemplo profundidad de un acuífero).
Otro dato importante, a saber, es que un péndulo hará movimientos más lentos cuanto más larga tiene la cuerda que lo sostiene, y hará movimientos más rápidos cada vez, según nos acerquemos al sostener la cuerda al propio péndulo.
Es el gusto o la resonancia de cada uno lo que le hará elegir un péndulo metálico, de cristal o de madera, alargado, o redondo, en punta o con formas determinadas, con una cuerda más larga o más corta, más pesado o más ligero. Siempre es el cuerpo el que resiente, el que tiene las reacciones físicas y sutiles, y el péndulo al igual que las varillas nos permite una información determinada.
Varilla de L
Las varillas de L suelen ser las más sencillas para comenzar y nos permiten trabajar de diversas maneras. Cuando tomamos las varillas, cualquiera de ellas, en general hemos de sostenerlas en nuestras manos de modo que no estén tan apretadas que no dejamos que se muevan, ni tan sueltas que no les transmitimos información. Se trata de que cuando nos concentremos sobre algo en particular, como el agua por ejemplo, al pasar por encima de la misma nuestro cuerpo reaccione y entonces obtenemos un movimiento de la varilla que no lo hemos hecho nosotros voluntariamente.
Normalmente, cuando pasamos por una zona de alteración telúrica, de agua subterránea, etc… con la contracción corporal las varillas tienden a moverse hacia dentro, a cerrarse y cruzarse, mientras que por el contrario cuando pasamos por una zona neutra o muy buena para nosotros tienden a abrirse hacia fuera y a expandirse, tal como sucede con la estructura celular al pasar por esos lugares. Podría suceder que alguien tenga un código diferente, al contrario del que acabamos de señalar, y sería totalmente adecuado y correcto, pero es muy importante tener claro qué código tenemos cuando trabajamos en radiestesia, con el fin de no dar lugar a ningún tipo de error.
Estas varillas también se pueden mover marcando un sí cuando se abren y un no cuando se cierran, y así podríamos trabajar con cualquier respuesta de posibles opuestos. Una varilla sola en una mano, nos permite encontrar direcciones dejando que la varilla se mueva en nuestra mano mientras estamos concentrados en la dirección que buscamos. Por ejemplo, la hemos utilizado muchas veces para encontrar radiestésicamente cuál es el mejor emplazamiento para plantar un árbol. Nos posicionamos en este caso en medio de un terreno o en el borde del mismo y, concentrándonos en la pregunta buscada, permitimos que la varilla gire en nuestra mano hasta que se para indicándonos una dirección. Echamos a andar tranquilamente en esa dirección con la varilla en nuestra mano, y cuando ésta vuelve a girar en un golpe seco (según la convención establecida), significa que hemos encontrado el punto idóneo para el árbol.
Haced la prueba y veréis que vuestros árboles crecen hermosos allí donde los plantáis si son cuidados de un modo normal y no tendrán problemas de ningún tipo. Haced la experiencia con cualquier árbol que tenga pulgón, que los veáis con la corteza enferma, transplantarlo al punto que la varilla os indique como idóneo para él concentrándoos simplemente en el mejor punto que existe en el terreno para el mejor desarrollo de dicho árbol.
Podríamos trabajar con la varilla en una escala imaginaria de 90 o de 180 grados, dejando que la varilla trace en nuestra mano un ángulo con el que hemos establecido una convención. Por ejemplo, 180 grados es lo mejor, y 0 lo peor en la pregunta que hiciéramos. Realmente funciona si nos entrenamos un poquito con ello.
Varilla de horquilla
Las varillas de horquilla requieren el mismo punto de partida que hemos comentado con las varillas de “L” para sostenerlas: ni de un modo tan rígido que no dejemos que se muevan, ni de un modo tan suelto que no le traspasemos ninguna información sutil desde las reacciones de nuestro cuerpo.
El valor de oposición de estas varillas es con respecto al movimiento. Es decir si la varilla no se mueve, no obtenemos respuesta, por tanto es un no, y si se mueve, da igual que sea para arriba que para abajo, estamos obteniendo la respuesta adecuada. Es decir tenemos un sí. Como siempre volvemos a reiterar que las convenciones establecidas son fundamentales junto a la claridad de la pregunta. Hay personas que pensarían que moverse para arriba podría indicar una cosa y para abajo otra, sin embargo la experiencia nos ha enseñado que al cambiar la empuñadura de mano cambia la polaridad y se invierte el movimiento, por lo que es más indicado para evitar errores el no movimiento y el movimiento. Según la polaridad establecida en nuestras manos se moverá para arriba o para abajo, pero nos estará indicando lo mismo.
Cuando esta varilla la manejamos bien la intensidad y graduación de los movimientos de la misma nos aporta mucha información con respecto a la búsqueda que estamos realizando. En el caso de agua, por ejemplo, una subida lenta y gradual nos indica zonas húmedas con poca corriente, frente a un impulso intenso y marcado, pero como siempre la experiencia nos hará calibrar a cada uno el estilo y las indicaciones adecuadas en función de nuestras búsquedas.
En cuanto a materiales, cuando trabajamos con las varillas es importante sentir o ver con cuál encontramos más afinidad. Antiguamente eran de madera de avellano, y hoy las tenemos plásticas, de madera, de metal… La que queramos utilizar y con la que nos encontremos a gusto es la adecuada. No olvidemos nunca que son instrumentos que amplifican una señal que está recibiendo el cuerpo.
Manos
Es interesante ver cómo podemos trabajar con las manos poniéndolas una frente a la otra, jugando con ellas, dejando que se acerquen y se alejen. Podemos realizar entonces una pregunta de las que hacemos de tipo radiestésico, o buscar la sensación que se produce entre ellas ante el lugar en que nos encontramos, o sobre un objeto que tenemos en una de ellas o en el que nos fijamos.
Poco a poco iremos notando una sensación entre las manos como si se fuera colocando una especie de globo energético, a veces más denso, a veces más sutil, a veces notaremos sensación de frescor, o picoteos en zonas determinadas de las manos; puede ser una sensación de expansión, ligereza, o incluso diferentes tipos de calor…, En fin, sensaciones de todo tipo totalmente diferentes para cada uno según las energías que estemos resintiendo.
Lo que es realmente importante es lograr poco a poco entender el significado de cada una de estas sensaciones y poder comprobar cómo éstas se repiten cuando nos vamos encontrando con las mismas energías.
Para ello comenzaremos a trabajar con pares de opuestos, por ejemplo intentaremos resentir las energías de dos frutas diferentes, de dos aguas diferentes, de un producto enlatado y otro al natural, colores distintos, materiales diversos; cualquier par de opuestos es suficiente para ir obteniendo los contrastes necesarios, también a nivel energético. Y poco a poco, después de hacerlo con pares de opuestos, podremos ir incluyendo un tercer elemento e ir viendo lo que sucede. Poco a poco y con la práctica iremos viendo que somos capaces de obtener la información buscada.
Posteriormente, con el tiempo, podremos ser capaces de obtener información vibratoria de fenómenos como situaciones en un ambiente determinado por ejemplo cuando hay tensión, cuando hay alegría, de situaciones emocionales diversas, incluso de personas que se encuentran cerca o que por el contrario se encuentran lejos. Lo importante es no creernos cualquier cosa sino ir practicando y entrar a comprobar todos los resultados que nos encontramos.
Podremos establecer también un código para un sí y un no exactamente del mismo modo que hacemos con el péndulo o con las varillas. Cuando queremos un sí podemos hacerlo de manera que la energía se expanda en las manos de manera que éstas se abren, y por el contrario, si es un no, la energía en lugar de expandirse se contrae, haciendo que las manos se junten. He conocido personas que lo hacen exactamente al revés, para un sí establecen que las manos se van juntando poco a poco sin ningún tipo de resistencia, pero si se trata de un no al intentar acercar y juntar las manos lo que se encuentran es un pequeño globo energético que establece una resistencia lo suficientemente fuerte a nivel sutil que hace que las manos no se puedan juntar.
En todo caso, como siempre, es cuestión de códigos, de práctica y de entrenamiento, con la ventaja de que no se trata de algo en lo que haya que practicar horas y horas como cuando queremos dominar un instrumento de música. Muy al contrario, dedicándole sólo algunos minutos todos los días al tema, de un modo fluido y divertido, nos sorprenderá que en muy poco tiempo somos capaces de obtener una gran seguridad contrastada con los resultados de nuestras búsquedas.